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Queremos en primer lugar hacer una diferenciación entre dos conceptos a veces mal diferenciados, como son la medicina coste-efectiva (MCE) y la medicina basada en la evidencia (MBE).

La medicina coste-efectiva es aquella que emplea un tipo de análisis económico, el análisis coste-efectividad (ACE) en la valoración de las intervenciones médicas (preventivas, diagnósticas y terapéuticas). El ACE considera costes y efectos de al menos dos intervenciones alternativas, buscando para ello una unidad común de medida, la que mejor refleje los efectos de una determinada intervención; son unidades clínicas, por ej., porcentaje de éxitos de una técnica frente a otra. Se centra en el beneficio socioeconómico.

La medicina basada en la evidencia, es según su principal promotor, David Sackett, la utilización consciente, explícita y juiciosa de la mejor evidencia científica disponible para tomar decisiones sobre el cuidado de cada paciente. Se centra en el beneficio individual.

La MCE y la MBE pueden, sin embargo, ser herramientas complementarias en la búsqueda del mejor tratamiento posible. Teniendo en cuenta que los profesionales sanitarios consumen el 70% de los recursos sanitarios en sus decisiones diagnósticas y terapéuticas. El problema fundamental de la gestión sanitaria pasa por conseguir que aquellos profesionales tengan la información y los incentivos para tomar decisiones coste-efectivas en cada nivel y colmar así las expectativas de los pacientes.

La evidencia científica aislada no es suficiente. Precisamos una jerarquía de evidencia.

1. Observaciones no sistemáticas de casos, con comparación de dos o más técnicas.

2. Estudios fisiológicos o anatómicos: generan hipótesis con aplicaciones clínicas.

3. Estudios de cohortes prospectivos y retrospectivos. Compara grupos de pacientes.

4. Ensayos clínicos controlados. Son los que proporcionan la mejor evidencia científica con respecto a la técnica diagnóstica o terapéutica que mejor se puede aplicar. Con varios ensayos se puede hacer una revisión sistemática o meta-análisis que persigue el aprovechamiento combinado de los resultados de diversos estudios independientes realizados con un mismo objetivo de investigación, con el fin de obtener una síntesis de sus conclusiones.

El método científico de la MBE se desarrolla en cuatro fases:

1. Se plantea una pregunta específica: considerando el tipo de paciente, edad, naturaleza de la intervención médica o quirúrgica y el “outcome” deseado.

2. Búsqueda sistemática de la mejor evidencia: fuentes filtradas (Cochrane Library…) y no filtradas (Medline).

3. Valorar críticamente la evidencia recogida. Requiere conocimientos sobre metodología de la investigación clínica.

4. Actuar sobre la evidencia. Este es el punto más difícil, debemos de cambiar la mentalidad y dejar de actuar bajo ideas preconcebidas.

Instaurar estas ideas en un servicio clínico es difícil y conlleva tiempo, que a veces no tenemos, y recursos de los que a veces no disponemos. Pero estamos convencidos que esta forma de trabajo aplicada en el día a día constituye una forma de mejora constante y aporta calidad a nuestra práctica clínica.

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  • Última modificación: 2019/09/26 22:15
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