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Inicio de la Neurocirugía en Andalucía, por el Dr. Daniel García Gutiérrez

Capítulo I …. En Andalucía, las ciencias neurológicas tenían muy poca representación al principio de los años cincuenta. La Neurología estaba incluida en la Medicna Interna y posteriormene en la Psiquiatría, especilidad reconocida por el S.O.E., como Neuropsiquiatría. La Neurocirugía simplemente no existía.

A principio de los años cincuenta llego a Sevilla el primer Neurocirujano. Se trataba de un bárbaro del norte, como otros muchos que habían venido a lo largo de la historia (un tal Rey Fernando, que llegó a Santo, años después un vasco y un catalán que propiciaron algo tan importante como la Feria de Sevilla y muchísimos mas). La palabra bárbaro no tiene, en este caso, el mas mínimo matiz peyorativo, es simplemente extranjero, nacido de Despeñaperros para arriba.

El Dr D. Pedro Albert Lasierra, natural de Huesca, proviene de la incipiente escuela de Neurocirugía madrileña, primero con el Dr. D. Eugenio Díaz Gómez, y después con el Dr. Obrador, y que habia hecho su formación en Holanda, en Utresch con el Prof. Verbiest y luego un magnifico curso práctico en Yakarta, aprovechando la guerra de Indonesia con franceses y holandeses. En mi opinión, lo único positivo, que ha salido de las tropecientas guerras, que la humanidad ha padecido sólo en los últimos cien años, ha sido el avance de la Cirugia.

El Dr. Albert Lasierra llega a Sevilla, auténtico pionero, arropado por el Prof. Cruz Auñón catedrático de Patología General y que pertenece al grupo del Prof. Jiménez Diaz, al que pertenecia también el Dr. Obrador en Madrid y por Dr. Loscertales Fontela, pancirujano, en el mas amplio sentido de la palabra, de altísima calidad tanto científica como técnica y humana , que pertenece a la Sociedad Luso-Española de Neurocirugía y que ejerce la especialidad en el ambito de la Sanidad Militar.

El Dr. Albert ficha en la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja la mejor enfermera-secretaria de Andalucía, que por cierto también era, bárbara del norte, nacida en Soria, su único defecto era no ser muy agraciada de cara, los estudiantes de la Facultad de Medicina, pronto le pusimos el apodo de la Neurofea, pero el resto de sus cualidades humanas, incluyendo toda su anatomía, eran espléndidos y gracias a Dios sigue siéndolo, es frecuente que los feos de jóvenes acaben siendo guapos.

El Prof. Cruz Auñon tenia dos salas con unas treinta camas, San Isidoro y San Hermenegildo, una de hombres y otra de mujeres, donde había pacientes de Medicina Interna y también algunos con patología neurológica.

Una de las dos catedras de Patolgia Quirúrgica, de las dos que había en la Facultad, era dirigida por el Prof. D. Antonio Cortés Lladó, desde el año 1922, en ella se habían formado, quizás a pesar suyo, varias generaciones de magníficos cirujanos generales y en aquel tiempo también traumatólogos, y tenía la costumbre, que trasmitió al menos a uno de sus discípulos, el Dr. Vázquez Limón, de Huelva, de pasar una visita general a todos los enfermos de las distintas salas, los domingos por la mañana, sus colaboradores mas directos estaban invitados tácitamente, a esta jornada matutina dominical, unos antes y otros después de Misa y algunos en vez de. El Dr. Albert asistía con cierta frecuencia. Un buen dia , en que habia ingresado un paciente con un cuadro neurológico, posiblemente un proceso metastásico en base de cráneo, el Prof. Cortés Lladó, invitó al Dr. Albert a que hiciera el diagnóstico del caso.

El Dr. Albert dio una magistral información sobre todos los agujeros de la base del cráneo, desde el occipital y todos los demás por donde salen los 12 pares craneales, con su localización anatómica y su función correspondiente. Este fue el salvoconducto que le sirvió al Dr. Albert para que el Prof. Cortés Lladó le concediera el derecho a tener pacientes en sus salas y a poder utilizar su quirófano, cuando fuera necesario.

La Neurología o ciencias neurológicas en general, en la década de los 50, en Sevilla, estaba bastante poco desarrollada y era poco conocida. La Neurocirugía no existia. El Dr. Albert daba algunas clases prácticas en la Cátedra de Patología Quirúrgica, recuerdo haber visto las primeras arteriografías cerebrales, en alguna de ellas.

La década de los años 1946-56, fue bastante conflictiva en la Sanidad española. La implantación de un nuevo sistema de sanidad, no fue sencilla. En estos años pasaron por la dirección nacional del S.O.E. distintos médicos: los Dres. Saenz de Miera, Gómez Sabugo, Linaje, etc y entre ellos el Prof. Bosch Marín, insigne pediatra madrileño, que hizo el diagnostico de que el S.O.E. tenía una malformación congénita de tal complejidad y gravedad, que era inviable. Duro poco tiempo.

En el año 1956, ya había bastantes Residencias Sanitarias en muchas capitales de provincias, funcionando como Hospitales de atención exclusivamente quirúrgica de las distintas especiales. En este mismo año, el S.O.E. sacó a Concurso-oposicion cuatro plazas de Servicios de Neurocirugía, en otros tantos Hospitales de España: Dos en Barcelona, una en Valencia y otra en Sevilla. Extraña distribución. Las plazas fueron adjudicadas a los Dres. A. Ley y E. Tolosa en Barcelona, al Prof. Barcia en Valencia y al Dr. Albert Lasierra en Sevilla. Había nacido en la Residencia Sanitaria García Morato el Servicio Regional de Neurocirugía, el primero de Andalucía.

Capítulo II

En los años anteriores, aproximadamente, desde 1952 al 56, el Dr. Albert había ido desarrollando su actividad en el Hospital de las Cinco Llagas, de la Macarena, donde estaba la Facultad de Medicina , el Hospital Provincial de la Diputación y una Clínica llamada La Esperanza, en donde había actividad privada.

El equipo era reducido, lo formaban los Dres. Albert y Sánchez Arroyo y la Srta. Elena, enfermera, instrumentista y secretaria, con una eficiencia poco común.

Se empezaron a operar las primeras hernias de disco lumbares, causa de lumbociaticas, aunque el Catedrático de Patología Médica, el Prof. Andreu Urra, excelente como catedrático, clínico y pedagogo, que falleció en 1955, no llegó a admitir, que la causa de una ciática fuera una hernia de disco lumbar, y para él seguían siendo neuritis del ciático.

También se empezaron a hacer intervenciones craneoencefálicas. El instrumental quirúrgico era propiedad del Dr. Albert, que se lo habia traído de Holanda. Fue preciso adquirir un bisturí eléctrico, ya que no existían en los quirófanos de la Facultad y fue también preciso improvisar un apirador quirúrgico, que fue fabricado de pura artesanía, con una motobomba de aspiración de agua en los pozos.

El diagnóstico se hacía, ademas de por la clínica, con la ayuda de la radiología simple y la neuroradiología: arteriografías cerebrales mediante punción directa de carótidas, a veces de vertebrales, neumoencefalografías gaseosas, mediante punción lumbar o cisternal e inyección de aire, ventriculografías según la técnica de Dandy, con trepanos occipitales y punción de astas ventriculares y mielografías con Lipiodol. Todo ello en unas instalaciones de Rx, un tanto primitivas.

En el curso 1953-54, yo estuve de alumno interno en la Cátedra de Pediatría, que regentaba el Prof D. Tomás Salas y en la que colaboraba también el Dr. Albert. Allí tuve ocasión de ver la primera punción ventricular a través de fontanela en niños hidrocefálicos, efectuada por el Dr. Albert auxiliado por la Srta. Elena, me quedé horrorizado al ver como le metían una aguja en la cabeza a la criaturita y luego sorprendido, de que no pasaba nada.

Aproximadamente en Febrero de 1954, se curó la primera meningitis tuberculosa en la Facultad de Medicina de Sevilla. Tengo grabada la imagen del Prof. Salas y del Dr. Albert, saltando de alegría y abrazándose en medio de la sala, porque se había curado la primera meningitis tuberculosa, yo me uní a la celebración, ya que al menos yo había sido el amanuese que había inyectado la medicación intratecal.

En la primera mitad del siglo XX, la morbilidad y mortalidad por tuberculosis, en sus distintas localizaciones, pulmonar, meníngea, ósea, etc. fue muy alta, siendo numerosas sus víctimas, desde la Reina de España hasta los humildes ciudadanos.

El Servicio Regional de Neurocirugía comenzó su andadura en los primeros meses de 1956. El equipo seguía siendo el mismo, los Dres. Albert y Sánchez Arroyo y la Srta. Elena que el Dr. Albert impuso como instrumentista especializada y que el S.O.E. e I.N.P. aceptó, haciéndole unos contratos temporales por seis meses, al cabo de los cuales recibía el despido y al dia siguiente la contrataban otra vez, por otros seis meses, asi estuvo varios años.

El I.N.P. que era el gerente del S.O.E. y que era un organismo del Ministerio de Trabajo, encargado de vigilar a los empresarios para que no hicieran chanchullos con los trabajadores, para que no adquirieran antigüedad en la empresa, derechos de jubilación, etc. hacía los mismos contratos basura. En la Dictadura franquista los nombrabientos de plazas de trabajo se obtenían mediante reñidas oposiciones o por el sistema digital, es decir igual que ahora.

Posteriormente en 1957 se incorporó al Servicio el Dr. Revuelta Gutiérrez, que había terminado su Licenciatura en 1956 y que ya antes, aun de estudiante de Medicina había mostrado su malsana afición a las Ciencias Neurológicas. Existían entonces en la Residencia García Morato equipos quirúrgicos de casi todas las especialidades con actividad quirúrgica: Cirugía, Traumatología, Tocología, Oftalmología, etc. formado por un Jefe y un Ayudante. El Servicio de Neurocirugía por su carácter regional consiguió un segundo ayudante.Todos los nombramientos de Ayudante de Equipo quirúrgico eran por el sistema digital, mediante la utilización del sabio dedo del Jefe.

EL Servicio estaba ubicado en la quinta planta de la Residencia García Morato y disponía de dos quirófanos, uno de ellos a tiempo pleno y otro compartido con los Servicios de Urología, una planta de hospitalización con unas 25-30 camas y una Consulta externa en la planta baja.

Como ya he dicho, el año 1956, fue un año crítico en el funcionamiemto del S.O.E. en España, además de las plazas de Neurocirugía, sacó unas plazas para formación de especialistas, el sistema de las escalas había sido muy criticado, fundamentalmente de especialidades quirúrgicas.

El bando contrario, es decir la Universidad, las Facultades de Medicina, habían puesto en marcha las Escuelas Profesionales en las que se pagaba una matrícula, para aprender una Especialidad, 3-4 cursos. El Sr. Girón decidió que los becarios serían recompensados por su trabajo en ciencia y en monedas del Banco de España. Asi mismo salió un Concurso-oposición de unas cuarenta plazas de Médicos Residentes, para atender a otras tantas Residencias Sanitarias, que ya estaban funcionando en España.

Yo que habia terminado mi Licenciatura en 1955, había cumplido mis deberes con la Patria, en la Milicia Universitaria, I.P.S., de forma bastante placentera, en un Regimiento donde aprendí lo bueno que esta el vino en Jerez, en Jerez y posteriormente, había sustituido a los Médicos Residentes, en la Residencia de Huelva, en los meses de vacaciones, mi primer trabajo remunerado como Médico, me preparé y presenté a estas oposiciones de Médicos Residentes generales, con el matiz de quirúrgico, pues era entonces el único motivo de hospitalización en el S.O.E.

Los dioses me fueron propicios y saqué el número 2 de España, y lógicamente elegí Sevilla, en la que había dos plazas. Curiosamente en la convocatoria de las oposiciones , había una clausula, que decía que se obtendría una plaza en propiedad, pero sólo durante cuatro años, pasados los cuales eras baja, y no significaba ningún merito ni puntuación el tiempo trabajado. Peculiar legislación del I.N.P.

Me incorporé a primeros de Octubre como Médico Residente en la Residencia García Morato, que como su nombre indicaba viviamos en el Hospital. La diferencia entre las instalaciones médico-quirúrgicas entre el Hospital de las Cinco Llagas, Macarena y la Residencia García Morato, eran en terminos auromovilísticos, las mismas que entre un Fiat Balilla de más de 25 años y un Mercedes nuevo.

Capítulo III

Estuve unos dos años y medio, colaborando con los equipos de Cirugía General, Traumatología, Tocología, O.R.L., etc. La actividad quirúrgica en la Residencia era abundante y de gran calidad. Fundamentalmente, yo estuve dedicado a la Cirugía General, trabajando con dos magnificos cirujanos el Dr. Loscertales Fontela y el Dr. J.A. Cuellar, uno de los destacados discípulos del Prof. Cortés Lladó, que poseía una esquisita y elegante técnica quirúrgica. En una ocasión en que yo, tras una larga intervención, retiraba los campitos, un tanto atropelladamente, para cerrar una laparotomía me dijo: La cirugia no es sólo lo efectivo sino también lo estético.

En esos años estuve también colaborando con el equipo de Cirugía de Tórax del Dr. D. José Escobar, que operaba 1-2 veces en semana en el Sanatorio del Tomillar, del que yo era becario, fundamentalmente, cirugia de la tuberculosis, toracoplastias y alguna lobectomía o neumectomía.

Tenía en definitiva una cierta experiencia en cirugía abdominal, general y de tórax, nunca sabré porque los dioses me destinaron a la Cirugía craneal y vertebral, pero el hecho fue que en Febrero de 1959, me incorporé al Servicio Regional de Neurocirugía , ocupando la plaza de Ayudante de Equipo quirúrgico que había dejado vacante el Dr. Sánchez Arroyo, que se marchó a Inglaterra, al Servicio de Neurocirugía de Newcastel.

Escribiendo estas lineas, me llega la siempre triste noticia de su fallecimiento el pasado 25 de Febrero en Seattle (U.S.A.), donde se había marchado en los primeros años de la decada del 60. Es la primera baja del Servicio Regional de Neurocirugía de Sevilla. Ya no podemos decir O.K.= No bajas.( q.e.p.d.).El me enseñó a hacer una ventriculografía con la técnica de Dandy, el diagnóstico fue meningioma parietal parasagital.

El Servicio de Neurocirugía, habia seguido desarrollando su labor con los Dres. Albert, Sánchez Arroyo y Revuelta. La situación en Febrero de 1959 era un tanto peculiar, el Dr. J.A. Cuellar, se había quedado sin ayudante y me ofrecía la plaza de Ayudante de Equipo quirúrgico y el Servicio Regional de Neurocirugía estaba sin ayudantes, ya que el Dr. Sánchez Arroyo se marchó a Inglaterra y el Dr. Revuelta estaba de baja por enfermedad, una hepatitis, que entonces era endémica en la ciudad, y que le tuvo unos cuatro meses de baja.

Es posible que estas circunstancias influyeran en que el Dr. Albert, usara, en nuestra primera entrevista, toda su capacidad de captación. El resultado fue que a primeros de Febrero de 1959, dejé mi plaza de Médico Residente por oposición y en propiedad temporal y fui nombrado Ayudante de Equipo quirúrgico.

Mis conocimientos en Ciencias Neurológicas, eran los adquiridos durante los años de Licenciatura, es decir, mas bien escasos, pero en compensación, mis neuronas eran jóvenes y la capacidad del Dr. Albert para el trabajo y para entusiasmar a la gente sin límites.

Atendiamos entonces, a los pacientes del Servicio Regional de Neurocirugía, unas 20 camas en la Residencia Sanitaria García Morato, el Servicio de la Facultad de Medicina, Hospital de las Cinco Llagas de la Macarena, que ya se había centralizado en la Cátedra de Patología Quirúrgica del Prof. Gomar Guarner, y a los pacientes privados del Dr. Albert en las Clinicas de la Esperanza y de Fátima, con frecuencia entre 10-12 horas diarias de trabajo.

Gran parte de nuestro tiempo lo dedicábamos a la neurorradiología, que como tal especialidad simplemente no existía. La hacíamos en los Servicios generales de Radiología del Hospital de la Macarena y en García Morato y los privados en el gabinete de Radiología de los Dres. Arenal y Campoy, con frecuencia con una buena dosis de improvisación latina y pura artesania.

Aproximadamente a mediados de Mayo de 1959, íbamos el Dr. Albert y yo saliendo de la Residencia “García Morato” y al revolver de la esquina, aparecio el Dr. Hernández Gil, a la sazón, Inspector Provincial y Jefe del S.O.E. en Sevilla, que dijo: Dr. Albert el 3º Ayudante que habías solicitado ha venido concedido, dime a quien quieres designar, para hacerle el nombramiento. Yo entonces le dije, D. Pedro yo conozco a una Dra. que terminó su Licenciatura hace unos dos años, ha estado de Médico Residente General, interina, en la Residencia de Huelva, pero lo ha tenido que dejar, debido a su sexo. En aquellos años desplazaron a todo el personal auxiliar masculino, practicantes, de las Residencias Sanitarias, las enfermeras tenian que ser solteras o viudas sin hijos y los Médicos Residentes tenían que ser varones.

Curiosa discriminación laboro-sexual del S.O.E. La Dra. Gómez Pérez, está actualmente en la Cátedra del Prof. Cruz Auñón, colaborando con el Dr.Sanmartin, Neurosiquiatra, yo creo que estaría interesada en dedicarse a la Neurología del Servicio. Al Dr. Albert le pareció bien y el 1 de Junio de 1959 la Dra. Gómez Pérez fue nombrada 3º Ayudante del Servicio Regional de Neurocirugía, con especial dedicación a la Neurología, especialidad que entonces en el S.O.E, no existia.

El Servicio Regional de Neurocirugía, seguía siendo único en Andalucía , quedó formado por un Jefe el Dr. Albert, dos Ayudantes quirúrgicos los Dres. Revuela y Daniel García y uno Médico, la Dra. Gómez Pérez. Teníamos a nuestro cargo todos los pacientes de Andalucia, Ceuta, Melilla y Canarias.

La calidad del personal médico era muy alta ¿yo que voy a decir?… y asi mismo, la del personal auxiliar era excelente, seguía la Srta. Elena, polivalente y las Srtas. Encarnita Genovés, Carmelina, Isabel Salinas, etc. instrumentistas de insuperable profesionalidad.

Mis recuerdos de los años, entre 1959 y 1967, son especialmente gratos, por múltiples motivos: éramos un equipo joven, la media de edad estaba en 31,25 años, con ganas de trabajar, que nos gustaba nuestro trabajo, disfrutábamos realizándolo y lo teníamos en abundancia. En cierta ocasión el Dr. Albert afirmó que “éramos una familia bien avenida”.

Al escribir esta Historia de la Neurocirugía en Andalucía, ya he tenido en varias ocasiones la impresión de que estoy escribiendo mis memorias, pero es que en estos primeros años, no puedo evitar el hecho de representar la cuarta parte del personal médico del Servicio.

2014

La prevención de complicaciones, el nuevo reto de la neurocirugía.

La Sociedad Andaluza de Neurocirugía trata la cirugía mínimamente invasiva como oportunidad para la medicina.

La Sociedad Andaluza de Neurocirugía ha celebrado su treinta aniversario en Marbella. Este año han elegido la provincia de Málaga para su encuentro anual, en el que se han centrado en la prevención de complicaciones en quirófano y en la cirugía mínimamente invasiva

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