debido a lesiones del tálamo posterior (nucleo pósteroventral). Se caracteriza por un dolor ardiente e insoportable en la parte opuesta del cuerpo después de un ictus, con alteraciones sensoriales, hemiplejia transitoria y movimientos coreoatetoticos.
Estos síntomas tienen lugar en un 2% de los pacientes con ictus y se deben a lesiores posterolaterales del talamo como infartos o hemorragias. En algunos casos puede darse una recuperación espontánea cesando el dolor, pero más frecuentemente continua afectando sobre todo la cara y las manos.