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Médula anclada

Se conoce como médula anclada a la anormal localización baja del cono medular asociado a un filum terminale afinado y corto.

Está pues fijado por debajo de L1-L2.

Se identificó en el siglo XX desde los años 50 y 60, como resultado de hallazgos quirúrgicos. Sin embargo, con la resonancia magnética (RM), fué posible el diagnóstico preoperatorio.

Se observa en 10% de los casos después de la intervención quirúrgica del mielomeningocele.

Entre las malformaciones vertebrales que lo acompañan figuran: diastematomielia, lipomeningocele, espina bífida oculta, cifoescoliosis congénita o adquirida, costillas bífidas, costillas adicionales, espondilolisis, espondilolistesis, lipoma del filum y filum terminal corto y engrosado.

Los casos registrados de médula espinal trabada o anclada son: lipoma espinal (72 %), filum terminal tenso (12 %), diastemetomielia (8 %) y mielomeningocele (8 %) 1).

En promedio, el cono medular se localiza entre L1 y L2 en el adulto normal,igual que en el niño de tres meses de vida extrauterina.

Pero como en el embrión de cinco semanas el cono está a la altura del cóccix, y en el recién nacido entre L2 y L3, cuando en el proceso de ascenso el cono queda detenido o anclado por malformaciones espinales visibles u ocultas, la movilidad medular y radicular restringida da lugar a compromiso de la circulación sanguínea, lo que causa daño isquémico del tejido nervioso, así como disfunción de metabolismo oxidativo oxidativo en las interneuronas. Lo mismo puede ocurrir en los niños operados de disrafias espinales en los primeros días de nacidos, en los cuales las adherencias cicatriciales impiden el ascenso de la médula durante su desarrollo ulterior.

El diagnóstico clínico de médula anclada debe sospecharse en cualquier paciente con espina bífida que presente progresión insidiosa de mielorradiculopatía como disfunción de esfínteres, deterioro en la marcha, dolor lumbar, escoliosis o la aparición de deformidad en los pies, así como la formación de úlcera plantar en zonas de anestesia.

En la espina bífida oculta se sospecha por la presencia de estigmas en la piel de la región lumbosacra como hipertricosis, nevus, o sinus dérmicos en pacientes con el deterioro neurológico descrito previamente.

La médula anclada se acompaña en muchas ocasiones con lipomeningocele, lipomas intrarraquídeos, quistes neuroentéricos, siringomielia y, en 30% de pacientes postoperados, de mielomeningocele.

Médula anclada, fibrolipoma del filum terminale. Impresiona existir alteración en la morfología de arco posterior sacro con defecto en la lámina izquierda de (al menos) S1. Escoliosis lumbar. Rectificación de la lordosis lumbar fisiológica. Cambios degenerativos osteodiscales en nivel L4-L5.

El síndrome de Russell Silver se puede añadir a los diagnósticos diferenciales del síndrome de médula anclada.

La técnica quirúrgica varía según la situación concomitante; el fin es liberar la médula, las raíces y el filum terminale de adherencias a la malformación asociada o de las cicatrices quirúrgicas previas.


1)
Osborn AG. Columna vertebral y médula espinal. En: Neurorradiología diagnóstica. Madrid: Mosby/Doyma; 1996. p. 785-815.
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  • Última modificación: 2020/09/22 11:35
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