La primera angioplastía carotídea se realizó en 1979 y las primeras comunicaciones son de comienzos de la década de los 80.
A partir de 1989, y debido a los malos resultados iniciales, se incorporó el uso de stent expandible por balón.
Posteriormente, con el uso de stents autoexpandibles y de dispositivos de protección cerebral en forma rutinaria asociados a una mayor estandarización de la técnica, se obtuvo una disminución en la tasa de complicaciones neurológicas y muerte.
Desde entonces se han realizado numerosos estudios, algunos de ellos randomizados.
La propagación explosiva de esta técnica en los Estados Unidos tiene su origen en dos hitos: la aprobación de su uso restringido por parte de la FDA en Agosto 2004, y la aprobación del reembolso de los costos por las compañías de seguro en pacientes de alto riesgo en Marzo 2005.
Estimaciones iniciales predecían que reemplazaría a la Endarterectomía carotídea (EC), como modalidad terapéutica, pero estudios prospectivos recientes han mostrado una mayor tasa de infartos cerebrales y muertes, cuestionando su real beneficio, e incluso algunos de ellos han debido ser suspendidos antes de lo programado.
Estos malos resultados se explican en parte en el entusiasmo de ampliar la indicación de tratamiento a todos los pacientes (Mariné, 2008).
Bibliografía
MARINÉ M, LEOPOLDO. 2008. “Tratamiento endovascular selectivo de la ateroesclerosis de la bifurcación carotídea.” Revista chilena de cirugía 60 (6) (December): 503-510. doi:10.4067/S0718-40262008000600004.