La columna cervical alta está formada por las dos primeras vértebras cervicales, el atlas y el axis, incluyéndose a efectos biomecánicos y traumatológicos a los cóndilos occipitales y foramen magnum. A estas estructuras óseas deben añadirse todos los elementos ligamentosos, capsulares musculares, estructuras vasculonerviosas contenidas en este complejo: médula espinal y arterias vertebrales.

Su especial configuración anatómica y este mayor rango de movimientos las hace más vulnerables con mayor probabilidad de daño frente a numerosos procesos patológicos.

Sobre la columna cervical alta recae más del 60% de todas las lesiones traumáticas de la columna cervical. Si bien estas lesiones pueden resultar mortales en el mismo momento de producirse, la mayoría no producen inicialmente lesiones neurológicas o al menos éstas no son de gran intensidad. Algunos traumatismos pueden provocar o facilitar la aparición de lesiones neurológicas tardías, meses o incluso años después del accidente. Esta relativa bondad neurológica, en parte, es debida a que la relación continente/contenido en el complejo C0-C1-C2 favorece la protección medular, ya que sólo un tercio del canal vertebral está ocupado por la médula, otro tercio por estructuras capsuloligamentosas y el último tercio por LCR (regla de los tercios de Steel). Asimismo, las arterias vertebrales en este nivel poseen una marcada elasticidad que permite desplazamientos traumáticos de estructuras óseas sin apenas repercusión vascular patológica (Martín-Ferrer, 2006).

Patología de Columna cervical alta:columna_cervical_alta.pdf

Bibliografía

Martín-Ferrer, S. 2006. “Traumatismos De La Columna Cervical Alta: Clasificación Tipológica, Indicaciones Terapéuticas y Abordajes Quirúrgicos (a Propósito De 286 Casos).” Neurocirugía 17 (5) (October): 391–419. doi:10.4321/S1130-14732006000500001.