Osler en 1885 designó el aneurisma arterial debido a una localización bacteriana sobre las paredes del vaso en el curso de una [[endocarditis]] infecciosa subaguda. Osler utilizó el término [[aneurisma micótico]] para describir los aneurismas ocasionados por émbolos sépticos secundarios a endocarditis bacteriana; sin embargo, el término no es correcto y causa confusión, por lo que se incorporó el adjetivo verdadero para referirse a los aneurismas que son causados por hongos.